jueves, 7 de julio de 2011

ARGENTINA INFINITA

DÍA 4: SALTA, LA LINDA

Nos levantamos temprano. Desayunamos y nos fuimos en un taxi por 30 pesos al Aeroparque Newbery (desde donde salen los vuelos internos o de cabotaje).


Facturamos sin problemas, pasamos a la puerta de embarque y de pronto se oye por megafonía que todos los vuelos están retrasados por problemas con el servidor. Toma ya!!! La primera en la frente Malvado o muy loco . El caso es que había aviones aterrizando…Tras 2 horas de espera conseguimos salir. El vuelo a Salta duró 1 hora 50 minutos. Nos dieron de comer un minibocata de jamón y queso y un alfajor y pasaron varias veces con agua, café, refrescos y zumos. Aterrizamos en Salta a eso de mediodía. Las maletas salieron bastante rápido y pillamos un taxi al hotel por 25 pesos.


Nos alojamos en el Hotel Provincial Plaza, en la calle Caseros, muy céntrico. Es un 4 estrellas venido a menos. La verdad es que por fuera tiene una pinta estupenda y el lobby está muy bien, pero las habitaciones son muy viejas, aunque estaban limpias y el desayuno es bastante variado. Nos salió por 40€ la noche. Aquí no nos cobraron IVA Aplausos .


Salimos a descubrir Salta. Lo primero que teníamos que hacer era pasar por la agencia Monumental Travel, en la calle Buenos Aires, con la que habíamos contratado las excursiones de los 2 siguientes días. Nos habíamos planteado alquilar un coche, pero luego nos echó un poco para atrás el tema de las carreteras de ripio y el posible mal de altura. No nos apetecía conducir por algunas carreteras del demonio y menos si nos poníamos malos por la altitud. El precio de las excursiones nos salía realmente económico y así nos despreocupábamos. Pagamos 450 pesos por lo que denominan “Vuelta al Norte”, saliendo de Salta al día siguiente a las 7 de la mañana y siguiendo las vías del Tren de las Nubes por Campo Quijano, la Quebrada del Toro, Santa Rosa de Tastil y su Pucará, San Antonio de los Cobres, Salinas Grandes, Cuesta de Lipán hasta Purmamarca (donde haríamos noche) y al siguiente día hacer toda la Quebrada de Humahuaca, Tilcara, Uquía, Maimara, Humahuaca, San Salvador de Jujuy y vuelta a Salta.


Tras pasar por la agencia a pagar nos fuimos a buscar algo de comer y acertamos de pleno en un pequeño restaurante que se llama La Esquina donde probamos las deliciosas empanadas salteñas de carne, de queso, de pollo y de verduras. También nos comimos unos tamales buenísimos y, como no, una botella de cerveza Salta de litro. Fue muy barato, 45 pesos con postre y café (unos 9€).





De ahí nos adentramos en Salta a descubrir sus rincones. La verdad es que la ciudad me decepcionó un poco. La llaman Salta la Linda y tiene fama de ser una ciudad colonial. No sé si es que ya he visto muchas ciudades coloniales de verdad y ésta me supo a poco Ojos que se mueven .


La catedral es muy bonita por dentro y tiene las imágenes de los dos patrones de la ciudad: la Virgen del Milagro y el Cristo. Nos costó un huevo poder sacar fotos dentro porque se acababa una misa y empezaba otra. Parecía una maratón. La iglesia que más me gustó, especialmente por fuera, fue la de San Francisco. Es una pasada el colorido que tiene la fachada.










Nos acercamos hasta el Museo de Alta Montaña con intención de entrar a ver las Momias de Llullaillaco, pero mi gran decepción vino cuando leí un cartel en la puerta diciendo que sólo exponían una, no las tres. Así que pasamos de gastarnos 14€ para no ver lo que queríamos.


Nos fuimos andando hasta el teleférico del cerro San Bernardo y subimos. Las vistas desde arriba son impresionantes. La pena que el día estaba súper nublado y había como nieblilla. Además, estaba empezando a anochecer. Pero mereció mucho la pena. Compramos el billete de ida y vuelta por 20 pesos. El último teleférico baja a las 7 de la tarde, así que espabilaos si subís tarde porque si no os tocará bajar andando y está a tomar por saco.





Volvimos al centro y oh, sorpresa!!! Habían iluminado los monumentos principales. Ahora sí que la ciudad me pareció bonita.








Buscando un sitio para cenar dimos con un restaurante de tenedor libre que se llama “4 siglos”, junto a la Plaza 9 de Julio, en la calle peatonal, donde por 50 pesos más la bebida podías comer todo lo que te diera la gana. Nos pusimos hasta el culo y volvimos al hotel medio a rastras. Vimos un poco la tele, un concurso que se llama “Bailando 2010”, que es como el “Mira quién baila” pero en plan arrabalero y en el que sólo concursan tiparracas que van de silicona hasta las pestañas. Nos dormimos pronto, que al día siguiente tocaba madrugón.

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