domingo, 27 de noviembre de 2011

UN PEQUEÑO RECORRIDO NOCTURNO POR PRAGA EN IMÁGENES


 Obecni Dum


Torre del Ayuntamiento de la Ciudad Vieja


Torre de la Pólvora


Torre de la Pólvora


Reloj Astronómico


Iglesia de Nuestra Señora de Tyn


Entrada a Mala Strana desde el Puente de Carlos


Estatua del Caballero Bruncvik


La Ciudad Vieja desde el Puente de Carlos


El Castillo y la Catedral de San Vito


La Catedral, más de cerca


A orillas del Moldava, en Mala Strana



Otra panorámica del castillo desde el puente


Entrada a la Ciudad Vieja desde el puente de Carlos


Torre de acceso al puente desde la Ciudad Vieja


Ayuntamiento de la Ciudad Vieja y Nuestra Señora de Tyn


Torres de Nuestra Señora de Tyn

martes, 22 de noviembre de 2011

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sábado, 19 de noviembre de 2011

Aunque sigo muchos blogs y los tengo todos enlazados con el mío, hoy he decidido recomendaros uno desde aquí. Mi gran amiga Rosana ha decidido plasmar en su propio blog sus andanzas viajeras. Llevaba años haciéndolo en cierto foro de viajes muy conocido donde se aprovechan de tus aportaciones para sacar pasta. Ahora ella ya no está allí porque un subnormal ha decidido largarla. Él se lo pierde, pero vosotros no. Sus aportaciones son geniales y, sobre todo, los que viajéis con niños pequeños, ya sabéis a quién hay que recurrir, que ella es toda una experta.


http://viajes123.wordpress.com/


martes, 1 de noviembre de 2011

AUSCHWITZ-BIRKENAU: BIENVENIDOS AL TERROR.


He tardado tres meses en escribir esta entrada sobre mi visita al campo de concentración de Auschwitz-Birkenau porque, francamente, creía que con mi manera de contar las cosas habría gente que podría sentirse ofendida.


Había pensado titular esta entrada: "Auschwitz-Birkenau: bienvenidos al parque temático del exterminio". Porque, de verdad, allí me sentí como si estuviese en el Port Aventura Nazi, gracias a los gilipollas con los que nos topamos (hay que ver lo que abundan, sean de la nacionalidad que sean) y a una guía que sería muy experta en el lugar (nadie lo pone en duda), pero que no tenía los cojones suficientes para poner al orden a 4 anormales.

Empecemos diciendo que ésta no fue mi primera toma de contacto con un campo de exterminio. Hace 3 años visité Dachau (cerca de Munich) y creo que me dio para hacerme con una idea más que general sobre las atrocidades nazis que se habían cometido.

Pienso que no es una cuestión de haber visitado más o menos campos de concentración…sino una cuestión de sentido común y de HUMANIDAD.


Te puedes haber recorrido todos los campos habidos y por haber en Europa y seguir siendo un imbécil integral y haber visitado sólo uno y haberte quedado con la “esencia”: “ALLÍ MATABAN A MUCHA GENTE IMPUNEMENTE”…y si digo mucha, es mucha, hablamos de millones: judíos, prisioneros soviéticos, gitanos de Europa del Este, gays….



Es patético el comportamiento de algunos “seres” que visitan estos sitios sin la menor noción histórica, sin saber lo que se van a encontrar allí y, lo principal, sin un ápice de respeto. Sentí vergüenza ajena en repetidas ocasiones.

Yo, por respeto a la masacre acontecida allí, me he decidido a relatar simplemente los datos históricos y técnicos que te ofrecen durante la visita guíada.



Señores, bienvenidos a Auschwitz-Birkenau, el mayor campo de concentración nazi de la historia.


Durante los 5 años que duró la II Guerra Mundial, el campo de concentración de Auschwitz suscitaba terror entre la población de los países ocupados por los nazis.
KL Auschwitz, creado en 1940 y destinado, en un principio, a los prisioneros políticos polacos, se convirtió más tarde en un campo internacional. Los nazis empezaron a traer aquí a personas de toda Europa, la mayoría de las cuales eran judíos, pero también un numeroso grupo de prisioneros de guerra soviéticos y gitanos de Europa del Este. Entre los prisioneros se encontraban checos, yugoslavos, franceses, austríacos, alemanes, húngaros…

En 1939, una vez terminada la Campaña de Septiembre, la ciudad de Oswiecim y sus pueblos cercanos fueron incorporados al III Reich. Al mismo tiempo, los nazis cambiaron el nombre de Oswiecim por el de Auschwitz.

Ya a finales de 1939, en la Oficina del Alto Mando de las SS y de la Policía de Wroclaw (Breslavia), nació la idea de crear un campo de concentración a fin de paliar la situación en la que se hallaban las cárceles de Silesia que, al estar demasiado llenas, no podían albergar a nuevos prisioneros procedentes de una ola de arrestos masivos planeada por los nazis, entre la población de Silesia y el Gobierno General.

Varias comisiones, especialmente elegidas, empezaron la búsqueda de un lugar adecuado para la ubicación del campo de concentración. Un cuartel abandonado del ejército polaco parecía idóneo al hallarse fuera del casco urbano, lo que ofrecía la posibilidad de su ampliación y aislamiento en el futuro. Tampoco carecía de importancia el hecho de que Oswiecim fuera uno de los más importantes puntos de la red ferroviaria, lo que garantizaba su fácil comunicación.

Se ordenó la creación del campo en abril de 1940 y, a la vez, se nombró como su comandante a Rudolf Höss. El 14 de junio de 1940, la Gestapo mandó al campo a los primeros reclusos: 728 polacos, procedentes de la prisión de Tarnow.

En aquel momento, el campo contaba con 20 edificios, de los cuales 14 tenían sólo una planta y los 6 restantes dos. Entre los años 1941-42, con el esfuerzo de los prisioneros, se añadió un piso a todos los barracones de planta baja y se construyeron 8 nuevos. En total 28 edificios de 2 plantas, aparte de la cocina y los almacenes, componían al campo poblado por entre 13.000 y 16.000 prisioneros, llegando una vez, en 1942, a la cifra de 20.000. Los presos ocupaban los edificios, incluidos también sótanos y desvanes.

Con el crecimiento del número de presos aumentaba la extensión territorial del campo, que se convirtió en el mayor centro de genocidio hitleriano. El campo en Oswiecim – KL Auschwitz- constituía el campo base (Stammlager) para una red de nuevos campos. En 1941 empezó la construcción de un segundo campo, que se llamaría más tarde KL Auschwitz II-Birkenau, en el pueblo de Brzezinka, a 3 kilómetros del campo base, y en 1942, el de Monowice (KL Auschwitz III), en el territorio del consorcio IG. Farbenindustrie. Además, en los años 1942-44, se creó una red de campos subordinados, ubicados sobre todo cerca de grandes fábricas y minas, donde se aprovechaba a los prisioneros como mano de obra.

Los campos de Oswiecim y Brzezinka se conservan como museo. Las instalaciones más importantes son, en Brzezinka: los restos de 4 crematorios, de cámaras de gas y de piras, la plataforma ferroviaria donde se realizaba la selección de deportados y un estanque con cenizas humanas, y en Oswiecim: el “Bloque de la Muerte”. Además, en los 2 campos permanecen: algunas barracas donde vivían los reclusos, las puertas principales de entrada al campo, torres de vigilancia y la alambrada. Algunas de las instalaciones destruidas por las SS fueron reconstruidas con elementos originales como, por ejemplo, los hornos del crematorio I, que habían sido desmontados.

Parte de las instalaciones fueron totalmente destruidas para borrar huellas criminales. El museo las reconstruyó y ubicó en los lugares donde originariamente se hallaban, caso del “paredón de ejecuciones” y de la horca colectiva en la plaza de recuento donde formaban los prisioneros.

Los prisioneros atravesaban diariamente una gran puerta adornada con una sarcástica frase: “Arbeit macht frei” (El trabajo hace libre), que da acceso al campo. En una pequeña plaza al lado de la cocina, la orquesta del campo tocaba marchas para agilizar las salidas y entradas de miles de reclusos, facilitando a los SS el trabajo de recuento.



Sólo algunos de los bloques y barracones están abiertos a la visita pública. Recorramos los principales:



BLOQUE 4.
Sala 2, planta baja.

A comienzos de 1942 empezó el exterminio masivo de judíos. Los primeros deportados llegaron a Auschwitz de Alta Silesia, los siguientes del Gobierno General y, en la primavera del mismo año, comenzaron a afluir convoyes de Eslovaquia y Francia, después, de Bélgica y Holanda y, en otoño, de Alemania, Noruega, Lituania y otros países ocupados por los nazis.

Tras la agresión hitleriana a la Unión Soviética, fueron deportados al campo los prisioneros de guerra soviéticos, lo que constituía una violación de las leyes internacionales. Según números de registro, 12.000 prisioneros rusos estuvieron en el campo. En cinco meses murieron 8.320 en las cámaras de gas, fusilados o a causa de agotamiento físico. Una de las pruebas de este crimen se encuentra en los archivos del museo: es el registro de defunciones del cual se exponen unas páginas fotocopiadas en una vitrina. Un especial interés  merecen las columnas donde se apuntaron las causas ficticias y la hora de la defunción en intervalos de 5-10 minutos.

Auschwitz también fue lugar de exterminio para miles de gitanos. Los libros de registro, robados y escondidos por los prisioneros, contienen alrededor de 21.000 nombres de gitanos. Algunas fotocopias de estos documentos pueden verse también en esta sala.

Sala 3, planta baja.

La mayoría de los judíos condenados al exterminio llegaban al campo convencidos de que los SS trataban de establecerlos en los territorios del Este europeo. Los nazis engañaron de este modo sobre todo a judíos de Grecia y Hungría, a quienes vendían unas parcelas inexistentes para supuesta edificación de viviendas, granjas o comercios, o les ofrecían puestos de trabajo en empresas industriales que tampoco existían. Por lo tanto, los deportados traían consigo los objetos más valiosos de entre sus bienes.

La distancia que separaba sus países de origen de Auschwitz llegaba hasta los 2.400 km. Recorrían ese largo camino en vagones de mercancías precintados y sin recibir ningún tipo de alimento. Amontonados en los vagones tuvieron que resistir un viaje de 7 e incluso 10 días. Por eso, cuando abrían los cerrojos, a menudo, una parte de los deportados, en su mayoría ancianos y niños, estaban muertos y el resto, exhaustos.

Los trenes llegaban al apeadero de Auschwitz, en la zona de descarga de mercancías, y, a partir de 1944, al construido especialmente con ese fin en Birkenau, donde los oficiales y médicos de las SS realizaban una selección de prisioneros para separar a las personas con capacidad de trabajar en el campo de aquéllas destinadas a la cámara de gas. Entre un 70 y un 75% de los recién llegados iban directamente a las cámaras.

La exposición que podemos contemplar en esta sala muestra varias fotografías originales tomadas por un oficial de las SS. También se presenta un mapa del lugar con puntos rojos que señalan los lugares de ejecuciones masivas.



Sala 4, primera planta.

En la maqueta de una cámara de gas y del crematorio II se ven a personas que entran en un vestuario subterráneo. Están tranquilos ya que tras la selección, los SS les aseguraron que iban a tomar un baño. Les ordenaban quitarse la ropa y, a continuación, pasaban a otra sala subterránea que imitaba un cuarto de baño. Del techo colgaban unas duchas por las cuales nunca fluía agua. En esta cámara de gas, de 210 metros cuadrados, entraban alrededor de 2.000 víctimas. Tras cerrar herméticamente las puertas, los SS echaban, por unos agujeros especiales en el techo, el gas Zyklon B. La gente encerrada moría en 15 ó 20 minutos. Se despojaban los cadáveres de dientes de oro, sortijas y pendientes, les cortaban el pelo para, a continuación, transportarlos hasta los hornos crematorios, ubicados en la planta baja, o, cuando éstos se llenaban mucho, a las piras de incineración.

La empresa Degesch, productora del Zyklon B, obtuvo entre 1941 y 1944 más de 300.000 marcos por las ventas del producto. Sólo en Auschwitz se gastaron unos 20.000 kilos de este gas. Según los comentarios del propio comandante Höss, se necesitaban entre 5 y 7 kilos para matar a unas 2.000 personas.

Tras la liberación del campo, en sus depósitos se encontraron grandes cantidades de latas vacías, y otras, todavía llenas de Zyklon B.

En la vitrina de esta sala se muestran los cristalitos de este gas y se exponen algunos documentos, como órdenes de transporte para los camiones que iban a la fábrica a recoger el producto.




Sala 5, primera planta.

En el momento de liberar el campo, el Ejército Rojo encontró en los almacenes sacos que contenían casi 7.000 kilos de cabellos humanos que las autoridades de las SS no llegaron a vender a las fábricas del III Reich. El análisis de los cabellos hallados confirmó la presencia de restos de cianuro, elemento principal del Zyklon B. Las fábricas alemanas utilizaban estos cabellos para la producción de telas de crin.

Los dientes de oro extraídos a los cadáveres fueron fundidos en lingotes y enviados a la Oficina General Sanitaria de las SS. Las cenizas humanas fueron aprovechadas como fertilizantes o vertidas en ríos y estanques de la zona.



Bloque 5

Todos los bienes que traían consigo los deportados eran clasificados, almacenados y, a continuación, enviados al III Reich para las necesidades de las SS, el Wermacht y la población civil.

Cuando el Ejército Rojo se acercaba al campo y el fin de la guerra se hacía inminente, los SS vaciaron repentinamente los almacenes, llevándose los objetos más valiosos, y después, prendieron fuego a cerca de 30 barracones para borrar todo rastro. En los que pudieron escapar de las llamas se encontraron tras la liberación miles de pares de zapatos, cepillos, gafas, brochas, maletas…







Bloque 6

Una parte de los prisioneros que llegaban en los convoyes fue dirigida, sin pasar por el proceso de selección, al campo, donde morían a causa del hambre, el trabajo, los castigos, las deficientes condiciones higiénico-sanitarias, las epidemias o las ejecuciones. El día de su llegada, el jefe del campo les comunicaba que “habían venido al campo de concentración con una única salida, a través de la chimenea del horno crematorio”.

A los nuevos prisioneros se les confiscaba su ropa y objetos personales, se les cortaba el pelo y pasaban por una exhaustiva desinfección. Se les otorgaba un número con el que eran registrados. Al principio, cada prisionero era fotografiado en 3 posiciones. En 1943, se empezó a tatuarles los números de registro en sus antebrazos. Éste fue el único campo donde se realizó esta práctica. El motivo: con el paso del tiempo los prisioneros se demacraban de tal manera que era imposible reconocerlos en las fotos que se les habían hecho a su llegada. El tatuaje, en cambio, permanecía en su piel hasta el último momento.

Acorde al motivo del arresto, los prisioneros llevaban triángulos de diferentes colores cosidos en sus uniformes. El triángulo rojo significaba un delito político. Los judíos recibían una estrella formada por un triángulo amarillo y otro del color correspondiente al motivo de la detención. El triángulo negro era otorgado a los gitanos y a los prisioneros asociales. Los testigos de Jehová llevaban un triángulo morado, los homosexuales uno de color rosa y el verde se reservaba para los criminales.



Sala 4, planta baja

El valor energético de la comida diaria era de 1.100 a 1.300 calorías. El desayuno consistía en medio litro de café o infusión de hierbas. El almuerzo en un litro de sopa sin carne y preparada, a menudo, con verduras podridas. La cena en 300 gramos de salchicha, margarina o queso.

El duro trabajo y el hambre producían a los prisioneros un debilitamiento que derivaba frecuentemente en enfermedades características de la desnutrición y solía terminar en muerte. Las fotografías en esta sala fueron tomadas tras la liberación y muestran a unas reclusas de entre 23 y 30 kilos de peso.

Bloque 7, planta baja

Las condiciones de alojamiento, aunque variaban en diferentes épocas de la existencia del campo, siempre eran terribles. Los detenidos llegados en los primeros transportes dormían sobre paja tirada en el suelo de cemento. Más tarde fueron introducidos jergones. En una sala donde cabían 40-50 personas dormían 200. Luego aparecieron camastros de tres niveles que tampoco mejoraron las espantosas condiciones. En cada camastro solían dormir 3 prisioneros que se tapaban con mantas sucias y rotas.

En el campo base, la mayoría de los detenidos vivía en bloques de ladrillo, mientras en Birkenau lo hacían en barracones sin cimientos, construidos directamente sobre tierra pantanosa.



Sala 7, primera planta.

El clima palúdico de los alrededores de Auschwitz, las malas condiciones de vivienda, el hambre, la escasa ropa que no protegía del frío y que no podían lavar, las ratas y los insectos causaron varias enfermedades y epidemias que provocaron muchas muertes. El gran número de enfermos que acudía al hospital no podía ser atendido por falta de sitio. Por lo tanto, los médicos de las SS efectuaban selecciones periódicas entre los enfermos y eran enviados directamente a la cámara de gas o se les inyectaba fenol.

Al igual que en otros campos, aquí se realizaban experimentos criminales con los presos. En el bloque número 10 se esterilizaba a las mujeres judías buscando una manera de exterminar la raza. El Doctor Joseph Mengele, para sus investigaciones genéticas y antropológicas, experimentaba con los niños mellizos y con personas minusválidas. También se hacían diversas pruebas con nuevos medicamentos y sustancias, en su mayoría tóxicas.



Bloque 11. El “Bloque de la Muerte”.

El patio entre los bloques 10 y 11 está cerrado en dos lados por un alto muro. Los cajones de madera colocados sobre las ventanas debían impedir la observación de las ejecuciones que tenían lugar en el patio. Delante del “Paredón de ejecuciones”, los SS fusilaron a millares de detenidos.

El bloque 11 estaba separado del resto del campo. En el subsuelo se encontraba la prisión. En esta parte se conservan diferentes celdas de tortura.

El sistema de castigos empleados por las SS entraba en el programa de exterminio planificado. Cualquier cosa podía provocar un castigo: recoger una manzana de un árbol, hacer las necesidades fisiológicas en el campo de trabajo o rendir poco.

Las penas más frecuentes que se aplicaban a los presos eran apaleamientos, se les colgaba de un palo y encerraba en una celda o se les obligaba a estar de pie durante 24 horas. A algunos incluso se les condenaba a morir por asfixia en una celda diminuta que albergaba a 4 personas y no tenía ventilación.




RESISTENCIA

A pesar de las durísimas condiciones de vida, unidas al permanente terror y amenaza, los prisioneros desarrollaban en el campo una actividad clandestina, dirigida contra las SS, que se manifestaba bajo diferentes formas. El tener contactos con la población civil de los alrededores del campo hacía posible introducir  paquetes con alimentos y medicinas. Se enviaba fuera de las alambradas la información sobre los crímenes nazis, listas con nombres de los prisioneros, etc. Todos los envíos eran escondidos en diferentes objetos especialmente preparados para ello y la correspondencia entre el campo y la resistencia estaba escrita en clave.




PLAZA DE RECUENTO

Los presos eran llamados a formar en esta plaza para que las SS controlasen el estado efectivo del campo o para observar las ejecuciones públicas en la horca colectiva.




CREMATORIO Y CÁMARA DE GAS

El crematorio está situado fuera de la alambrada principal del campo. A la entrada, se encuentra el patíbulo en el que fue ejecutado en 1947 Rudolf Höss.
En el interior se han reconstruido 2 de los hornos crematorios con piezas originales.





BIRKENAU


Este campo ocupaba una extensión de 175 hectáreas, con más de 300 barracones, de los que se conservan intactos sólo 45 de ladrillo y 22 de madera.
El campo estaba dividido en varios sectores que constituían campos aparte. El número total de prisioneros se acercaba a 100.000 en agosto de 1944.

La visita comienza en la torre del antiguo recinto de centinelas, que ofrece un perfecto panorama de todo el campo. Frente a ella se encuentra la plataforma de descarga donde llegaban la mayoría de los trenes con los deportados judíos de Hungría.




Las barracas de ladrillo están situadas a la izquierda, construidas sobre un terreno fangoso. Las de madera, a la derecha, fueron concebidas como establos y acabaron alojando a los presos.




Al final de las vías del tren se encuentran las ruinas de los hornos crematorios y de las cámaras de gas, que las SS hicieron estallar para borrar las huellas del crimen.



Entre las ruinas es posible distinguir un vestuario subterráneo, una cámara de gas, cinco hornos y los raíles por los que se transportaba a los cadáveres.

Junto a las ruinas del crematorio II y III se eleva el Monumento Internacional de las Víctimas del Nazismo en Auschwitz, inaugurado en abril de 1967.





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Vero4travel El día que visité el infierno