jueves, 7 de julio de 2011

ARGENTINA INFINITA

DÍA 16: VARIAS DECEPCIONES Y VUELTA A BUENOS AIRES


Madrugamos porque, aunque nuestro vuelo a Buenos Aires no salía hasta las 12.40, queríamos ir a ver las Cuevas de Walichu que están de camino al aeropuerto y tienen pinturas rupestres muy interesantes de los indios que las habitaron.

Vino el taxista con el que habíamos quedado el primer día y al llegar a las cuevas nos las encontramos cerradas sin ninguna explicación. Eran casi las 10 y en el cartel de la puerta ponía que abrían a las 9, pero tenían el candado echado, así que nos piramos al aeropuerto con la intención de que nos cambiasen nuestro vuelo por el de las 11:00 y así llegar antes a la capital.

Pues resulta que pretendían cobrarnos 200 pesos a cada uno por cambiar el vuelo… así que nos quedamos en el aeropuerto hasta que salió el nuestro 10 minutos antes de la hora (bien!! Aplausos ). Tuvimos que pagar 38 pesos por cabeza en concepto de tasas de salida.

Nuestro avión iba casi vacío. Aterrizamos en Aeroparque a las 15.30. Las maletas salieron increíblemente deprisa. Taxi hasta el bed & breakfast de la otra vez: 35 pesos y al llegar, sorpresa desagradable… habíamos reservado la habitación Premium y no la tenían disponible. Me enzarzo en una discusión con la encargada diciéndole que cómo es posible que no me hayan notificado nada si la reserva llevaba hecha más de 3 meses y cuando nos alojamos allí 15 días atrás nos habían reconfirmado la reserva Malvado o muy loco Malvado o muy loco .

Me cuenta un par de películas que ni Spielberg y acaba echando la culpa a los de booking.com
Mi cabreo roza ya los límites y amenazo con largarme del hotel. Finalmente nos dan otra habitación un poco mejor que la primera que tuvimos (aunque para nada era como la Premium) y nos dicen que nos van a hacer un descuento y no nos van a cobrar el IVA. En fin, algo es algo, nos vamos a ahorrar 130 pesos (26 eurillos) Mr. Green .

Nos acomodamos, nos tomamos unos matecitos “by the face” y salimos a visitar Palermo que aún no habíamos ido. Hace una tarde primaveral y Palermo nos encanta para pasear. Está todo lleno de boutiques y de tiendas alternativas. Caminamos, caminamos y volvemos a caminar hasta que los pies ya no nos responden y decidimos aprovechar la hora feliz de un bar muy chulo para tomarnos unos refrescantes mojitos.

Buscamos un sitio para cenar y acabamos en un restaurante italiano nuevo que se llama Appasionatto, en la calle Humboldt. Cenamos de lujo y el dueño estuvo contándonos su vida porque había vivido muchos años entre Italia y España. Nos invitó a unas Grappas caseras. Total de la cuenta: 165 pesos.

Volvimos al hotel en un taxi y a la cama que mañana nos tocaba cambiar de país. Esta vez, nos íbamos a Uruguay Aplausos Aplausos .

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